Partamos de una base: toda mujer cuando se separa ne-ce-si-ta (nótese el énfasis de la palabra necesita) un corte de pelo.
Y ahí vamos por la calle caminando hacia la peluquería más top, hechas unas piltrafas con los ojos hinchados del llanto escondidos detrás de los anteojos de sol más grandes que encontramos, tratando de evitar nuestro reflejo en las vidrieras porque salimos vestidas así nomas, despeinadas y moqueando las penas.
Entramos en el santuario del pelo, nos recibe una recepcionista que está divina (cómo mierda hace para estar divina a las 8 de la mañana???) y empezamos a sentirnos cada vez peor. Nos sirven un café junto a la revista que contiene los chismes de turno. Página tras página nos vamos empapando la autoestima de modelos que se casan en hoteles importados, modelos embarazadas con caras de felicidad, modelos caminando descalzas por la playa con sus novios idílicos, y sí... también están las que se acaban de separar... sólo que a diferencia nuestra, ellas tienen tetas y culo. Pura teta. Puro culo. Y encima bronceados... en invierno!
La recepcionista, que nos mira con cara de "yo te entiendo" pero que en realidad es mentira, nos hace pasar a las piletas para que nos mojen el pelo, esas asquerosas piletas que hacen que te duela el cuello. Nos envuelven la cabeza en una toalla y nos ponen una capa, si ya nos sentíamos mal, ahora que nos ponen frente al espejo y nos vemos absolutamente ridículas, nos da hasta vergüenza que nos miren las otras clientas.
Más espera. Hasta que llega él, haciendo su entrada triunfal con tijera en mano. Convengamos que la tijera asusta, porque en definitiva él tiene el poder. Si no logramos que entienda nuestras directivas acerca del corte que deseamos... estamos fritas, nos tenemos que quedar encerradas en casa por lo menos por una semana para que nadie nos vea.
Cae el primer mechón, el miedo, el espejo con mucha luz y el pelo mojado nos hace sentir horrendas, y para colmo mientras nos cortan y recortan, no tenemos otra cosa que hacer que contar con lujo de detalles nuestra desgracia amorosa. El peluquero, obvio, siempre está de nuestro lado, y ahí llega el tan pero tan salvador "Vos te merecés otra cosa, si sos hermosa". La sonrisa.
Todo vuelve a su lugar, el corte terminado nos queda bien, un tipo que nos piropea, y la que barre el piso que nos dice que nos parecemos a no se que actriz.
Sacamos pecho y respiramos aliviadas. Vamos por la calle moviendo la cabeza y las caderas, los anteojos que nos tapaban los ojos hinchados ahora son de diva. Un pelazo a lo Klosterboer.
Y llegamos a casa, y en el ascensor nos miramos. Atrás de los lentes, siguen los mismos huevos fritos, sobre la cara tenemos miles de pelitos pegados, el corte no está tan bueno, ni en pedo nos parecemos a esa actriz, el piropo lo dijo un tipo que en definitiva es gay y para colmo nos cobró una fortuna.
Salen las lágrimas, y por favoooooor! salgamos a calmar ansiedades con dinero plástico. Ropa nueva nunca viene mal. Qué minitas.
Esto de la soltería es un gran negocio que retroalimenta el capitalismo. Ta que lo parió.
4 comentarios:
Me ha pasado. No sé por qué se piensa que "a corte de pelo nuevo, vida nueva". El carré por la nuca me quedó como el orto, pero por suerte crece rápido
más que nada mi tema es que quiero el corte de "tal actriz" pero no tengo la cara de "tal actriz", así que el efecto no es el deseado. o quizás sí, durante 4 horas. hasta que me baño y nunca más.
Querida buscarroña: gran nombre. el carré no le queda bien a nadie.
querida mabel, y su alterego: el tema del baño posterior es tooooodo un tema.
Jamás lograremos manejar el secador de pelo ni tendremos a mano los putos productos.
Yo además tengo otro temita, tengo el pelo tan corto tan corto, que para cambiar la fachada me tendría que rapar... o esperar que crezca. asi que voy a la peluquería igual a ver si cambia algo, pero nop... nunca pasa.
saludos!
Osea que el gran secreto del capitalismo es que todos vayan quedando solteros??
Groso, nunca me puse pensarlo asi jaja
Saludos
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