martes, 13 de julio de 2010

Convengamos

Muchas veces me pregunté por qué traen suerte esas pequeñas cosas que traen suerte o por qué ciertos hechos ameritan pedir al menos un deseo... la respuesta es muy poco romántica.

Lo cierto es que pisar caca de perro, ponerse el pulover al revés, que te toque un boleto capicúa, encontrar un trébol de cuatro hojas, pasar por abajo de un tren, ver una estrella fugaz, atrapar una vaquita de san antonio, soplar velitas, agarrar un panadero, ver una novia que se casa, almorzar con Mirtha y tantos etcéteras, tienen una sola cosa en común: son hechos afortunados que respetan un rango de periodicidad poco frecuente.

Lo que todavía no encuentro es el patrón según el cual algunos traen suerte y otros deseos.

Las convenciones siempre las entiendo por la mitad.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Todo puede ser cabala o talismán de la suerte, hasta que se demuestre lo contrario, osea que falle una vez

Principito dijo...

Ojo, yo entro a este blog porque un día me encontré 5 pesos después de comentar acá :D

Caribe dijo...

eh principito! volvió!