El problema se da, cuando en el medio de la conversación, uno de los dos se acerca a donde está el otro sin que éste se de cuenta y por lo tanto tampoco note que tiene que dejar de hablar tan fuerte.
La situación de uno gritando a viva voz y el otro a sus espaldas contestándole en un tono sarcásticamente más bajo "no grites, estoy acá", no deja de ser memorablemente ridícula por más habitual que sea en el día a día.
Una más de las pequeñas delicias de la convivencia.
2 comentarios:
Hablando a los gritos, la gente se entiende!
ENTENDISTE???!!!
Y sin son medio sordos peor!
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